Estaba yo un día bien feliz en mi trabajo, cuando de repente llegó la mujer que fue mi sueño a lo largo de toda la preparatoria. Su nombre es María Guadalupe y, en ese entonces, todo mundo le llamaba Lupita o Pita. Ahora, como según ella es una persona completamente diferente a lo que era en ese entonces, prefiere que la llamen María. ¡Duh! Total, llegó a visitarme porque se había enterado de que yo trabajaba por ahí y tenía muchas ganas de verme. Güevos. Me saludó, le preparé un café y platicamos del pasado hasta que la maldita luna se apareció en el cielo.
Entonces, la malvada mujer me recordó lo dolorosos que pueden llegar a ser los recuerdos.
Para empezar, me habló de los tres años que yo intenté cortejarla de varias maneras sin obtener más resultados que un corazón roto y un autoestima cayendo en picada. Madres. Luego, me habló de todos aquellos amantes, hombres y mujeres, que tuvo a lo largo de esos tres años que yo intenté cortejarla.
Pinche...
Luego, me contó lo divertido que le había parecido el hecho de que todas esas personas echaran sus vidas por la borda con tal de cumplirle todos sus caprichos.
Y eso fue solamente la primer parte de la conversación.
¡Pinches viejas!
—Recuerdo que después de esos tres años dejaste de buscarme —me dijo—. ¿Fue por esa chica que te pidió que fueras su novio, verdad?
—Efectivamente. No podía andar tras de tí si ya tenía una novia. Lamentablemente, fue entonces cuando tú comenzaste a buscarme a mí.
Ella rió.
—Es que me di cuenta que todas tus cartas y tus cortejos me habían llegado al corazón.
—Sí, qué oportuno...
—Intenté conquistarte varias veces. Hasta quise darte un beso y tú me lo negaste, ¿recuerdas? —Su sonrisa era coqueta y diabólica al mismo tiempo.
—Sí, lo recuerdo. Pero no te besé PORQUE TENÍA NOVIA.
—Pero... yo creí que me amabas con lucura...
¡Pinches viejas!
Entonces, yo insistí:
—Sí, pero entiende QUE YO TENÍA... Oh, olvídalo. No vas a entender.
Dije eso porque ella se considera a sí misma "un alma libre", es decir, que no le pertenece a nadie, y por eso, puede ser novia de alguien y tener sexo con otro cuando se le antoje. De verdad, no se puede hablar de lealtad con personas así, por eso no insistí en el tema.
Hubo un silencio. Luego, ella:
—En tus cartas me decías que yo era tu musa. ¿Era cierto?
—Sí, claro que sí. Tú eras quien inspiraba todo lo que escribía. En especial las cartas de amor que te dedicaba.
—Eran muy bonitas.
—Gracias.
—Y largas... Mira que la más corta es de dieciséis páginas--
—¡Yo sé qué tan largas eran! No tienes que--
—¿Y ahora?
—¿Qué?
—¿Y ahora qué sientes por mí?
¡Pinches viejas!
—Yo...
—¿Aún me amas?
—Yo...
Se me acercó, como si quisiera darme un beso, pero me alejé para encender un cigarrillo. Un truco clásico.
—¿Por qué me tienes tanto miedo? —preguntó.
—¿Miedo yo? ¿De tí? ¡Vamos!
—Entonces, bésame.
—No.
—¿Por qué no?
—Porque yo no soy como todos esos idiotas que perdieron la cabeza por tí. Por suerte, supe controlarme a tiempo... después de tres años.
—Pero aún me amas, ¿no?
—No lo creo.
—Averígualo. Bésame. Ya no tienes novia. Vamos, házlo.
—Tal vez después.
Otro silencio, y uno bien pinche incómodo.
—¿Sabes que eres la única persona que me ha rechazado? —dijo.
Ah, pensé, entonces es eso lo que te molesta. ¡Pinches viejas!
—No, no sabía. —Y eso era cierto.
Total, para no hacerles el cuento largo, terminé besándola y enamorándome de nuevo de ella por un rato. Cuando le pedí que fuera mi novia, me dijo que no, que amaba mucho a su novio y que pensaba casarse con él.
¡PINCHES VIEJAS!
¡Cómo las amo!
7 comentarios:
Muy bueno, me ha pasado
Te la volvieron a aplicar. Lástima porque ni así se aprende mi estimado Dieter.
No mames... MÁTALA
Mira buen Dieter... No sé si está historia sea real, si es así caíste como zopilote con las alas rotas... Y sí, ¡Pinches viejas! parece que nada más están buscando como joderte una vez que no cumples sus caprichos.
Si es una ficción... BIEN CERRADA. es una historia que podría tener más desarrollo pero está chida.
Cuídese señor.
Chale... En en serio. Sí me pasó, que es lo más culero.
Creo que ha sido la más vaciada de tus entradas XD
Si tan sólo hubieras resistido, habrías mantenido el nombre de los hombres en alto... o si al menos no hubieras salido con la ridiculez de que fuera tu novia...
Ya bien lo decía Mecano:
No puedo vivir con ellas,
pero sin ellas tampoco.
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