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lunes, 1 de diciembre de 2008

De por qué los Rolling Stones son una verga y otros cuentos


Me encanta la música instrumental. Es parte importante de mi vida desde que era muy pequeño, y la culpa es del pinche John Williams, el compositor ese que ha hecho la música de Jaws, E.T., Star Wars, Indiana Jones y otras películas pegadoras. Williams introdujo al cine una nueva forma de musicalización, con grandes orquestas y piezas musicales temáticas para diferentes personajes o situaciones. Su más grande logro, por supuesto, ha sido Star Wars. Los seis sondtracks de las películas son unas pinches joyas. En serio. No hay uno que no tenga una pieza que quieras aprender a tocar en algún instrumento formal. Todavía quiero interpretar el Princess Leia's Theme en un maldito violín y ponerme a llorar cuando acabe, ni hablar de tocar Across The Stars en piano, porque entonces me cago. Ese viejito, el tal Williams, es un chingón de chingones, y el día que su Dios se lo quiera llevar con él, yo voy a llorar como niña y me encerraré en mi cuarto con todos sus discos y unas cuantas cajas de pañuelos desechables. Mi luto será eterno.
Pasé muchos años de mi vida escuchando música clásica e instrumental, pero inevitablemente llegó el momento en que necesité algo más, algo diferente.
Algo en el fondo de mi pecho me dijo que era el rock.
Entonces, contacté a mi amigo Bruno y le pedí rock, porque él te maneja lo que viene siendo el rock, y me dijo: "Sí, no hay pedo, yo te paso algo". Entonces, se me vino a la mente el recuerdo de un grupo al que le quería echar el oído, pero no me acordaba cuál era. Como estaba escuchando las polkas de "Weird Al" Yankovic, llegué hasta una que se llama The Hot Rocks Polka, que está formada de puras rolas de los Rolling Stones. Esa pinche polka me encanta. Entonces, le dije a Bruno: "Oye, ¿tienes algo de los Stones?," y el me respondió: "Ah, sí. Tengo un disco de jits que te puedo pasar."
Así fue. Me lo pasó, lo oí, y todo valió pura madre.
El disco de llama Forty Licks, y es una recopilación de lo mejor de los Stones. El disco uno es orgásmico, desorbitante, insuperable, una verga. El disco dos está bieeeeeeeeen chido, pero sin lugar a dudas, pudieron meterle mejores rolas. Ni modo; lo mejor en esas situaciones es hacerte tu propio disco. Yo ya compré un chingo de discos de las Majestades Satánicas. Cada vez me gustan más. Soy bien fan. Soy bien pinche fan. Hasta me compré una playerita bien chévere con la lengüita esa. Rockea. Amo a los pinches Stones; aún viejitos se llevan de corbata a muchos chavos de ahora. Ojalá nunca se mueran.
Durante mi aprendizaje en el pedo del rock, he pasado ya por varios grupos. Me latió la onda esa de la guitarra eléctrica. Confió en ella y ya hasta hago a veces la guitarra de aire. Inevitable. Ni modo: el rock se ganó mi corazón. Los dioses me perdonen.

1 comentario:

Le Bruné dijo...

a huevo, los stones son, literalmente, DIOSES... o a poco tu no le crees a Carlos? "SON DIOSES"