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lunes, 15 de diciembre de 2008

Del idiota del soldado Ryan y su película, y del libro de la misma, que está bien bueno

¿Quién no vio Saving Private Ryan? Quien no la haya visto todavía, debería dejar de leer mis mamadas e ir a rentarla o, de perdida, ir a comprarla piratona. Saving Private Ryan es una de esas películas que marcan la diferencia. Recuerdo que cuando fui a verla al cine, la secuencia del desembarco en las playas de Normandía se me hizo pendejamente violenta. No digo que yo sea uno de esos güeyes que no le gusta ver un poco de sangre en pantalla, pero lo que vi ese día estaba muy cabrón. Muy, muy, muy, muy, muy pinche cabrón. Fueron más de veinte minutos de violencia innecesaria, sangre, explosiones, extremidades volando, balas perdidas y nazis culeros. Estaba a punto de hablarle a Spielberg para quejarme, cuando recordé: "Pendejo..., así son todas las guerras... Excepto tal vez por los nazis culeros." Entonces decidí que lo más inteligente sería permanecer en mi butaca y chentarme el resto de la película, porque para eso había pagado mi boleto. Cuando la proyección terminó, me di cuenta que, a pesar de ser fan del cine bélico, ésta fue la primera película de guerra que había visto. Spielberg decidió no andarse con mamadas y mostrar imágenes lo más cercanas a la realidad del campo de batalla. Y la realidad duele, damas y caballeros, duele tanto que vi a personas salirse de la sala y murmurar cosas sobre lo sangriento y sobre el mal gusto. No es de mal gusto una película de guerra que muestra soldados en pedazos, lo que en verdad resulta de mal gusto es la guerra, que genera soldados en pedazos. Me pareció una gran decisión que el director no escatimara en escenas sangrientas, porque solamente así se puede decir a la gente: "Pendejos, eso es lo que le pasa a sus hijos cuando van a la guerra a hacerse los héroes por pendejadas."
La película no sólo se enfoca en estos aspectos de brutalidad, sino que dedica varios momentos al compañerismo, al deber y a muchas otras cosas, pero supongo que es mejor que lo descubran por ustedes mismos, una vez más.
Salí del cine con una sensación extraña en la barriga. Al principio pensé que era culpa del exceso de chile en las palomitas, pero luego admití que fue la película, sobre todo la secuencia de los puentes... o quizá la escena de la muerte de Wade, el médico, aunque nunca supe bien. Total, conseguí la película en cuanto estuvo a la venta y volví a verla.
Sentí lo pinche mismo.
Un filme que puede hacer eso varias veces seguidas es digno de alabanza, por eso, hoy escribo sobre Saving Private Ryan.
Por cierto, encontré la novela basada en el guión, escrita por un tal Max Allan Collins. Es una novela harto recomendable y bellísima. A mi me pareció más llegadora que la película misma, pero es solamente mi opinión. Chéquenla... Lo único malo es que solamente se consigue con traducción española.
Ni modo. Nadie es perfecto.
Sólo Spielberg, mírenlo:

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chale... confirmo, buen gusto para el cine, a mi tambien me gusto mucho la pelicula del soldado Ryan, ahi la tengo todavia porque tambien la compre original nomas que hace chingos de años y esta en VHS pero bueno, ya me dieron ganas de verla, en la noche me la chingo, por otro lado no entiendo a muchas personas ¿como que se salieron del cine? sa mamada, lo mismo paso cuando fui a ver Sin City, varios ruquillos se salieron echando pestes ¿pues que quieren ver? ¿El Diario de un Pasion? me cae que ya no se, a mi tambien me gusta el cine violento y disfrute mucho la trilogia de venganza de Park Chan-Wook, que incluye Sr.Venganza, Sra. Venganza y Oldboy, muy chingonas aunque la de Sra. Venganza me dejo en shock, una pelicula que de plano si me dejo con muy mal sabor de boca y me hizo descubrir que no tengo estomago para la ultraviolencia es IRREVERSIBLE, en esa si se pasaron de lanza, ya me extendi, saludos men.